Una vez hecho el análisis sobre los datos que se están tratando, se deben escoger las medidas más adecuadas a los tratamientos y decidir la forma de aplicarlas. La AEPD proporciona una serie de guías con medidas cuyo objetivo es demostrar el cumplimiento de la normativa como, por ejemplo, realizar una evaluación de impacto, nombrar un Delegado de Protección de Datos o notificar brechas de seguridad, entre otras.
Independientemente de qué medidas se hayan escogido, lo más importante es que se hayan aplicado correctamente y sean las más idóneas para el tratamiento.
En segundo lugar, las medidas escogidas tendrán que ser revisadas y actualizadas periódicamente, y siempre que se produzca algún cambio significativo en la organización. De esta forma, se minimiza el riesgo de incumplimiento del Reglamento y se potencia la aplicación del principio de responsabilidad proactiva.
Por último, se deberán recabar evidencias de las medidas implementadas que serán la prueba de que se está cumpliendo con el principio de responsabilidad proactiva.